El
Inspector
Nikolái
Gógol comenzó a escribir El Inspector en
1834. Cuando el
autor quiso estrenarla se
encontró con múltiples reparos por parte de la censura y tardó algo más de un
año hasta que le autorizaron su estreno.
Las razones de la controversia que
suscitó el estreno de esta obra son obvias: El Inspector es
una crítica despiadada a las clases más poderosas de la sociedad y muy en
especial hace una disección sin piedad de la clase política que utiliza su
cargo y su posición para obtener provecho propio. Resulta notable el uso del
humor, de la ironía y hasta del más puro sarcasmo.
Verdaderamente, es una obra de teatro muy
divertida en la que se ridiculiza al alcalde y todos los concejales, consejeros
y funcionarios que lo rodean. El mensaje de Gógol puede resumirse en una frase
que aparece en el epílogo de El inspector: “que no te irrite el espejo si es el jarro el que está torcido”.
Ante las críticas que le acusaron de que
no había un solo personaje bueno en toda la obra Gógol se defendió destacando
lo mejor que tiene la obra, el humor, cuando dijo: “nadie se ha dado cuenta del personaje
que aparece de forma generosa, que es la risa”.
El
argumento de la obra se desarrolla en un contexto rural: el alcalde de un
pequeño pueblo es avisado de que va a recibir la visita de un inspector
proveniente de San Petersburgo. Al enterarse, y temiendo que el inspector
descubra los trapicheos del Ayuntamiento, el alcalde se reúne urgentemente con
el concejal de urbanismo, el de educación, el de sanidad y el juez, todo un
gabinete de crisis en el que deciden disimular lo más posible los desfalcos cometidos
por todos.
*** Nota: La reserva de entradas (máximo 2 por persona se realizará el viernes 10 de junio llamando por teléfono al 91 7109263 a partir de las 11.00 h hasta completar el aforo (158 butacas). No se podrá acceder al salón de actos si no se tiene invitación.
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